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«BASOTIK ITXASORA» – LEIDOR ARETOA – (TOLOSA)
25 noviembre, 2022 8:00 pm
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Danza y cine para «alimentar la esperanza».
Dantzaz propone un novedoso programa artístico que une, en una misma sesión, una proyección audiovisual y un espectáculo coreográfico. Hipnótica, conmovedora, tierna…
Es la propuesta conjunta que conforma BASOTIK ITSASORA 2.0, un formato híbrido compuesto por el pase de un extracto de 30 minutos de duración del documental «Basotik itsasora», que firma Beñat Gereka, seguido —en el mismo espacio escénico— de la representación de la obra «Basoa», de Josu Mujika.
Sobre sus butacas, los espectadores pueden visionar un extracto de 30 minutos de duración de «Basotik Itsasora», una cinta documental que firma Beñat Gereka y que retrata, desde una perspectiva que traspasa las fronteras entre el pasado y el presente, las migraciones humanas y el drama de las personas refugiadas. Su mirada se posa en Gurs, el campo de concentración ubicado en las proximidades de Pau donde la Tercera República francesa construyó, en 1939, un campo para acoger a los miles de desplazados de la posguerra española. Aquel lugar se convertiría, tras la invasión nazi, en un campo de concentración. Acabada la segunda guerra mundial, en 1946, el estado francés borró su huella y plató un bosque en el lugar. Sobre ese bosque y las huellas de aquella historia —y el temor a repetirla—, Beñat despliega un poético viaje hacia el mar y hacia quienes lanzan sobre él la peligrosa esperanza de buscar un futuro mejor.
Tras ese preámbulo, diez intérpretes ocupan el espacio escénico para llevar a escena «Basoa», una pieza coreografiada por Josu Mujika a partir de las composiciones musicales de Iñaki Salvador. Esas voces, las de Gurs y los refugiados, son el punto de partida de una obra coral articulada en ocho cuadros escénicos donde convergen emoción, fisicalidad, ternura y memoria. «Una danza, la de la compañía, muy física, bien delimitada; con mucho suelo, pero prevaleciendo la verticalidad del que cae, sí, pero se levanta; y, siempre hermosa, con un punto de optimismo en el paso de cabaret, en recuerdo de aquellas casetas culturales que tenía el campo de Gurs: la cultura, en todas sus vertientes, que alimenta la esperanza y se agarra a la vida», escribe Teobaldos» (Noticias de Navarra).
Si el cine ha hecho posible capturar historias, episodios o relatos que han marcado la vida de generaciones en todo el mundo, la danza es capaz de llevar esos instantes a un lugar universal que solo precisa la mirada limpia del que observa. Ambos lenguajes o poéticas se miran ahora de frente en un proyecto con el que Dantzaz —y esa inmensa familia que rodea a la compañía— explora nuevas formas y discursos para que arte, memoria y reflexión caminen de la mano.